sábado, 12 de octubre de 2013

LAS VECES QUE VIAJO




Son muchas las veces que viajo en bus de un lugar a otro, hay veces que me encuentro con amigos o amigas con los cuales platico amenamente y el tiempo de viaje se siente tan diminuto  que ni me doy cuenta de que he llegado a mi destino…quizá a ti también te ha pasado o te pasa muy seguido.
Hay otras veces que me siento al lado de personas que jamás he visto en mi vida, veo personas de diferentes clases, unas saludan otras ni siquiera se dan cuenta  que alguien va sentado a su costado, mi padre me contó que antes toda la gente te saludaba o daba los buenos días, mi abuelo que en paz descanse siempre nos daba los buenos días y yo respondía en un eco energético a su saludo.
Me pregunto ¿qué ha pasado con la gente?, sé que el pasado es solo eso, pero desde mi perspectiva la gente ha entrado en una crisis  total de valores, y se cargan con pesimismo continuo en vez de combatirlo o buscar soluciones para cambiar ese estado.
Algunas veces trato de preguntar algo a la persona que está sentada a mi lado y de esa manera iniciar una conversación, es genial cuando la persona se despierta del letargo y cambia su energía negativa por una positiva, una sonrisa lo cambia todo; claro hay otras veces que sientes que tu platica es como una obligación y en esos momentos pongo un punto final a tal platica.
Me dispongo a sacar un libro motivacional o de autoayuda, el cual empiezo a leer  mientras el bus avanza cada vez más hasta finalmente llegar a su destino.
También hay momentos en los que no puedo leer amenamente ya que el bus se detiene y recoge gente entre ellas personas que llegan a ofrecer un producto de forma inesperada, en esos momentos cierro mi libro y presto atención, pero es tedioso oír a esas personas que repiten lo mismo en cada que suben a un bus y realizan la misma acción, con los viajes casi a diario que hago ya me sé todos sus feos chistes o los temas entorno a los cuales gira su show. Lo loable y que rescato es a esas personas que suben al bus y te tratan de vender libros…esos libros que te llegan al alma, y te regalan una historia que nutre de positivismo tu vida. No todas las veces tengo el dinero para comprar un libro en el bus pero cada que puedo lo hago con tremenda alegría.  En unas de esas veces viajando en bus subió un chico algo menor que yo a vender manjar y natilla que son dos productos muy ricos al gusto, él empezó a regalar muestras gratis a cada pasajero del bus, claro está que hay gente tan ácida que piensan que un poco de dulce los mataría, eso es lo que pienso pues un poco de dulce no hace mal a la vida.
A mí me gusto el sabor y calidad de sus productos tanto que terminé juntando todas las monedas que hallase en mi bolsillo para comprarle un manjar. Pienso que un negocio en el que se sabe llegar a la gente, en el cual se le da valor un agregado a algo común y no se hace ningún daño posible es tan rentable que si uno se lo propone podría volverse millonario. Espero hallar pronto a aquellas personas que fueron tan gratas sin conocerlas y a aquellos vendedores con los cuales podría hablar más adelante y formar un negocio sólido, aprendiendo yo de ellos y ellos de mí; que de eso trata la vida, no perdiendo la humildad sea el lugar  en el que nos hallemos y el estatus que tengamos.


No olvides siempre dar valor a tu vida y que ese valor agregado que des a otros…haga la diferencia entre tú y uno más del montón.


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